miércoles, 25 de agosto de 2010

Verba volant, scripta manent

Sí, ya sé, no me lo reproches, te descuidé. He tenido otras cosas que hacer. Tengo que cortarme las uñas, lavarme los dientes, sacudirme la mota de polvo sobre mi suéter. ¿Te he dicho, blog, que hay alguien en mi closet? No preguntes, ya sabes quién. No te engaño; me comparto. Desde mi ventana veo la terminal de camiones: gente que llega y se va. Uno tras otro como borregos al matadero, ningún rostro lo recuerdo. Lo único que queda de allá fuera es el ruido (por cierto, tengo que hacer algo con las cortinas, entra mucha luz).

Ya no he tenido pesadillas, maté los alacranes que dormían bajo mi cama. Sí, muy bien, gracias. ¿Qué hay de ti? Nunca cuentas nada. Hoy recordé cuando era niña, cuando a propósito me hacía sentir miserable. ¿Nunca lloraste adrede, no para desahogarte, sino para sentirte más mal? Después las lágrimas sabían baratas y podía mirar duro otra vez. Tengo un colibrí en mi balcón. Debo ponerle agua y azúcar en un botecito para que se quede. Sí, ya se secó el nomeolvides

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